MAYORDOMÍA CRISTIANA – DIA 29

PermanezcanEnMiHoyDia29

Cierto día, un funcionario de una empresa fue llamado al despacho del propietario. Sin rodeos, el hombre fue directo al asunto:

-Estamos reestructurando la empresa y necesitamos de una persona exactamente de su perfil para ocupar una importante gerencia. Analizamos su ficha y vimos que hay un solo problema: usted es cristiano y el cargo es incompatible con su fe. De modo que usted tendrá que elegir entre el ascenso en el empleo o su religión. Pero usted no necesita responder ahora. Vaya a su casa. Hoy es viernes. Piense, y el lunes nos informa su decisión.

EI hombre fue hacia su casa envuelto en un manto de dudas, y aquel fin de semana su corazón se transformó en un campo de batalla entre Io correcto y Io equivocado. EI lunes, allí estaba él en la empresa, ansioso por encontrarse con el dueño, que le preguntó

-¿Y? ¿Cuál es su decisión?

-Creo que voy a aceptar Ia propuesta que me hizo.

EI patrón respondió sin levantar la cabeza:

-Entonces, vaya inmediatamente al departamento de recursos humanos. ¡Usted está despedido!

-Pero jefe, ¡usted mismo me hizo la propuesta!

-Sí, pero, en realidad, estoy buscando a alguien de absoluta confianza para ocupar ese cargo. Si usted fue capaz de traicionar su conciencia religiosa tan apresuradamente, ¿quién me asegura que no va a traicionar a la empresa más rápidamente aún? (Extraído de Revista Compromisso, 3er trimestre, 2001).

En la creación, Dios compartió sus posesiones con la humanidad y continúa siendo el verdadero dueño del mundo, de sus habitantes y de sus bienes. El salmista reflexionó adecuadamente sobre esta realidad al afirmar: ”Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos Io habitan”(Sal. 24:1).

El cristiano reconoce que todo Io que tiene y es pertenece a Dios, incluso su propia vida. EI apóstol Pablo declaró: ”iAcaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños, fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios” (1 Cor. 6:19, 20).

Si somos, de hecho, propiedad de Dios, somos responsables delante de él por la manera como administramos los bienes que Él nos confió. Esos bienes pueden ser divididos en cuatro áreas:

1. Mayordomía cristiana del templo: iNuestro cuerpo es propiedad del Señor! Por esta razón el apóstol Pablo nos aconseja: “Honren con su cuerpo a Dios” (1 Cor. 6:20). ¿Cómo podemos glorificar a Dios con nuestro cuerpo? Nuevamente el apóstol Pablo nos amonesta: “Por Io tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Rom. 12:1, 2).

Los cristianos tienen el privilegio de desarrollar las capacidades físicas y mentales con vistas a desarrollar al máximo sus habilidades y oportunidades. procediendo así traen honra a Dios y pueden transformarse en una gran bendición para sus semejantes.

2. Mayordomía cristiana de los talentos: A través de la parábola de los talentos, Jesús ilustró la responsabilidad individual del cristiano. Uno de los personajes de la parábola recibió cinco talentos, otro recibió dos y un tercero, recibió un talento. El que recibió cinco, ganó otros cinco el que recibió dos, ganó otros dos mientras que aquel que recibió uno solo, escondió su único talento. Cuando fueron confrontados por el Señor para rendir cuenta de su mayordomía, el primero presentó, feliz, diez talentos. EI segundo, cuatro. AI tiempo que el tercero, con temor, afirmó: “Señor, [… ] yo sabía que usted es un hombre duro, que cosecha donde no ha sembrado y recoge donde no ha esparcido. Así que tuve miedo, y fui y escondí su dinero en Ia tierra. Mire, aquí tiene Io que es suyo” (Mat. 25:24-25). Mientras que los dos primeros mayordomos fueron elogiados por el señor por su fidelidad, el último fue reprobado y lanzado “afuera, a la oscuridad” (Mat. 25:30).

3. Mayordomía cristiana del tiempo: Hablando sobre la importancia del tiempo, Elena de White afirmó: ”Nuestro tiempo pertenece a Dios. Cada momento es suyo, y nos hallamos bajo la más solemne obligación de aprovecharlo para su gloria. De ningún otro talento que él nos haya dado requerirá más estricta cuenta que de nuestro tiempo” (Elena de White, Palabras de vida del gran Maestro, p. 277). Ya que el tiempo es un don de Dios, cada momento es precioso. Nos es concedido para que formemos el carácter que llevaremos a la eternidad. Una mayordomía fiel del tiempo significa utilizarlo para conocer mejor a nuestro Señor, para ayudar a nuestros semejantes y para compartir el evangelio. La mayordomía del tiempo incluye, también, Ia fiel observancia del séptimo día, el sábado del Señor. Ese es un tiempo especial, separado por el Creador desde la fundación del mundo, con la finalidad que desarrollemos nuestra comunión con él.

4. Mayordomía cristiana de los tesoros: Los adventistas del séptimo día adoptan el modelo levítico como método adecuado y bíblico para financiar la predicación mundial del evangelio. Dios ordenó que Ia proclamación del evangelio dependiese de los esfuerzos y las ofrendas de su pueblo. Él los llama para que sean colaboradores altruistas de su obra, ofreciéndole sus diezmos y sus ofrendas.

Las Sagradas Escrituras nos enseñan que el diezmo es “consagrado al Señor”, pues simboliza la propiedad divina de todas las cosas (Lev. 27:30-32). Cuando Dios reclama para sí el diezmo, diciendo: “Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo” (Mal. 3:10), no apela a nuestra gratitud o generosidad. Aunque Ia gratitud deba formar parte de nuestras expresiones dirigidas a Dios, diezmamos porque Dios nos ordenó que Io hagamos. El diezmo le pertenece al Señor, y él requiere que se Io devolvamos. Los cristianos agradecidos no pueden limitar al diezmo sus contribuciones a la iglesia. El Señor espera que ofrezcamos libremente en la medida en que nos concede prosperidad. Las ofrendas son necesarias para construir, mantener y operar las iglesias, y para emprender la obra médico-misionera, demostrando el significado práctico del evangelio.

En el Nuevo Testamento Cristo asentó los principios de Ia verdadera mayordomía cristiana que nuestros dones sean entregados a Dios en proporción a la luz y a los privilegios que disfrutamos. Cristo asevera: “A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho y al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aún más”(Luc. 12:48). Cuanto más ampliamente sea anunciado el evangelio, mayor será la necesidad de recursos materiales para mantenerlo.

Bendiciones de Ia mayordomía
Fue para nuestro propio beneficio, y no para el suyo, que Dios nos colocó en la posición de mayordomos. Jacob Needleman, filósofo estadounidense, confirmó una verdad bíblica cuando dijo en una entrevista que para mantener el equilibrio emocional es necesario cultivar valores humanos, ayudar a otras personas. Y, para ilustrar esa verdad, contó Ia siguiente historia: “Uno de mis alumnos, en México, tenía un hijo de cinco años. En navidad, un niño pobre llamó a la puerta pidiendo limosnas.

EI padre le dijo al hijo:

-Dale alguno de tus juguetes.

EI niño agarró uno, pero el padre le dijo

-¡No! iEse no! Dale uno de tus mejores juguetes.

EI hijo se resistió, lloró y protestó hasta que, muy triste, tomó uno de los juguetes que más le gustaba y se Io dio al niño pobre. Cuando volvió, estaba radiante y dijo

-Papá, ¿puedo hacer eso otra vez?

Había descubierto la alegría de dar una cosa de valor” (Revista Super Interessante, julio 2001). Toda fidelidad a Dios será recompensada. Jesús afirmó: “Les aseguro que todo el que por causa del Reino de Dios haya dejado atrás casa, esposa, hermanos, padres o hijos, recibirá mucho más en este tiempo y en la edad venidera, Ia vida eterna” (Luc. 18:29, 30). (Extraído y adaptado del libro Creencias de los adventistas del séptimo día).

Para reflexionar
Tú eres un bendecido por Dios. Las cosas más preciosas que ni las mayores fortunas pueden comprar, él te las ha dado en abundancia y gratuitamente. ¿De qué forma eso te ha beneficiado ¿La fidelidad en los diezmos y en las ofrendas te trae felicidad o es un peso? Piensa y ora sobre esto durante las próximas 24 horas.

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